O TOROS O CULTURA

Ambas cosas no pueden ser, dentro de lo que entendemos por cultura no cabe la acepción de la fiesta taurina. Puede haber valor, buenas posturas o buenos lances según los entendidos, pero no puede ser cultura un espectáculo sangriento y emparejado con la muerte. No podemos trasladarle a nuestros hijos que lancear a un toro, banderillearlo y rematarle clavándole un sable en sus entrañas, es cultura. No podemos educar a nuestros hijos, diciéndoles que la violencia y la muerte, son cultura. No puede ser un bien cultural, el maltrato a los animales.

Más adelante me posicionaré sobre este espectáculo sangriento y cruel, pero primero quiero dejar muy clara la posición que muchas personas defendemos sobre lo cultural de los toros. La señora Aguirre, por desgracia presidenta de la Comunidad de Madrid, quiere convertir los toros en un espectáculo cultural y eso es algo inaceptable, puede gustarte más o menos este encierro y muerte de un animal, pero algunos hemos preferido no mirar e intentar respetar los gustos de otros.

Pero lo de la Señora Aguirre es una provocación: “No quieres caldo, pues toma, tres tazas” y todo por que tiene que ser más que nadie y demostrar que se pelea con los catalanes mejor que Rajoy. Una cosa es, como decía antes, no querer entrar a la batalla: toros si, toros no, y otra muy diferente es que encima te quieran insultar y destrozar tus valores culturales, declarando algo que no compartes y que valoras como brutal e inhumano, como un bien cultural. Sra. Aguirre, se ha pasado usted, tres pueblos.

Podías aceptar a regañadientes hasta que fuera una tradición, malditas tradiciones que engendran violencia, mutilaciones y muerte; pero tampoco es excusa. Las tradiciones que generan violencia, maltrato o muerte deben ser abolidas. No quiero hacer una comparación de esto, pero, debemos permitir la ablación del clítoris por que sea una tradición en varias culturas africanas o lo que debemos es intentar abolir esta tradición y convencer a quienes la practican que en absoluto es beneficiosa y que muy al contrario perjudica y daña a las mujeres y las priva de sus derechos fundamentales.

Otra cosa que me llama mucho la atención es el misticismo católico que le rodea, no llego a entender como personas que se dicen católicas, participan en este espectáculo totalmente alejado de las posturas defendidas por Jesucristo. Es patético ver a orondos prelados de la Iglesia católica en las corridas de toros, ver santiguarse y todo el catolicismo que se alardea a su alrededor.

Los que me conocéis, sabéis que no soy católico, pero estudié religión de joven y he leído la Biblia y os aseguro que en ninguno de sus párrafos se dice que Jesucristo asistiera a corridas de toros o participase o defendiera los espectáculos en los que hubiera maltrato o daño a personas o animales.

Y luego están los defensores a ultranza, que dicen: Si no hay corridas de toros, el toro bravo desaparecerá, cosa que no tiene porque ser cierta, o dicen que al toro le gusta, que vive cuatro años de placer para luego enfrentarse en la plaza o que no siente dolor, etc. O te ponen en contraposición que se matan animales para comer, bien, si se matan para comer es ley de vida y debe hacerse lo posible por evitarle cualquier tipo de sufrimiento añadido, pero nunca será comparable con matarles por placer o por disfrute, haciéndoles desangrarse poco a poco, volviéndoles locos y matándoles en el mejor de los casos, de una estocada.

Sra. Aguirre, haga lo que han hecho los catalanes, realice un estudio sosegado y además pregunte a los ciudadanos, al fin y al cabo somos el pueblo soberano. Está usted decidiendo los valores culturales, morales y éticos de la sociedad madrileña y somos muchos los que estamos en contra de espectáculos donde se maltrata a los animales y donde su fin último es la muerte. No quiero dejar como legado a mis nietos que mi cultura defiende el maltrato a los animales como forma de diversión.

Sra. Aguirre, ha conseguido usted, que muchas personas, nos levantemos contra la fiesta taurina en toda su extensión, gracias por sacarme de mi letargo.